GENESIS DE RELIGION TRADICIONAL YORUBA

08.03.2016 01:14

Àyéyè Ìfá (Apertura del Año)

Llegó un momento en el que los seres humanos ya no cabíamos en el Cielo. Òlóldùmárè, al ver ésta situación, envía a Òrísà-Nlà a la Tierra, territorio de Èsú y quién vivía con Òróìmá (lo primitivo). Òrísà-Nlà bajó a pedirle a Èsú que le permitiera traer a los hijos de Òlóldùmárè para que se establecieran en la Tierra. Èsú otorgó esta petición con la condición de que todos los seres vivientes (plantas, animales y seres humanos) se convirtieran en sus fieles servidores, y así conducirlos en éste mundo desconocido.
Òrísà-Nlà, al ver la ventaja que sus familiares del Cielo tendrían con Èsú aceptó e informó a Òlóldùmárè quién desde el Cielo, realizó un conjuro donde apareció Òrún (el sol) e iluminó la Tierra. Por otro lado, Òróìmá habló con Ìlé àfókòyérì (el espíritu de la corteza terrestre) para que le permitiera vivir con todas sus espiritualidades en el medio de la Tierra.

Òrísà-Nlà, al ver la aceptación de Ìlé àfókòyérì, invocó a Òtá Òlé (La Tierra) para que viviera encima de Ìlé àfókòyérì, y así el mal no regresara sin el permiso de Òlóldùmárè, todo con el fin de mantener la balanza del bien y el mal.
Hecho esto en la Tierra, Òrísà-Nlà se encaminó al Cielo, llevándose con él a Èsú Òbásìé (primer Èsú que subió al Cielo con una jícara de agua).

Transcurrida ésta etapa, Òlóldùmárè convocó a su hijo mayor y más fuerte, Ògún, para que emprendiera la segunda ida a la Tierra. Éste siguiendo el mandato de Òlóldùmárè, tomó su machete, 200 hombres, 200 mujeres, y emprendió el camino a la Tierra. Después de abrir caminos por días Ògún percató las consecuencias de no realizar los preparativos necesarios para salir del cielo, consecuentemente tuvo que devolverse. De igual forma le sucedió a Òlókùn.

Òlóldùmárè luego de éstos dos fracasos convocó a su hijo menor, Òrúnmìlá, pidiéndole que intentara de nuevo poblar la Tierra, dándole tan sólo 100 hombres y 100 mujeres. Orunmila consultó a la deidad Òpélè quién le aconsejó invitar a Èsú Òbásìé a que lo acompañara ya que era el único que conocía la Tierra y estaba de visita en el cielo.

Òrúnmìlá antes de invitarlo le sacrificó un òbúkò (chivo). Ésta comida le gustó tanto a Èsú que decidió acompañarlo a la Tierra. Èsú partió primero que Òrúnmìlá porque se había enterado que Ògún y Òlókùn le trancarían los caminos para impedirle llegar a su destino, debido a la molestia que sentían al no poder concluir las misiones encomendadas.

Èsú convenció a estas poderosas deidades y juntos ayudaron a abrir los senderos para que Òrúnmìlá llegara a la Tierra. Orunmila llegó sin ningún tropiezo gracias a la astucia y conocimiento de Èsú Òbásìé.

Instalado Òrúnmìlá en la Tierra, levantó sus chozas, y con la ayuda de Èsú, sembró las semillas traídas del Cielo. Llegada la noche, los hombres y mujeres se encontraban durmiendo cuando Òrúnmìlá comenzó a realizar su primera quimera, todo se construyó solo en 3 días.

Al despertar, todos quedaron asombrados al ver que las cosechas había florecido y los pocos animales que había traído del Cielo se había multiplicado. Comenzaron a celebrar, posteriormente Òrúnmìlá consagró a sus hijos en Ifá para que le ayudaran con la organización de la venida a La Tierra de las otras deidades.

Ògbé Òtúrà Àlárà, fue el odú del primer ser humano en recibir la consagración de Ifá, coronándose primer Àrábà Àgbáyè sobre La Tierra y organizador de las posiciones de las comidas. Con el permiso de Òrúnmìlá y aportado por la quimera del mismo, Ògbé Àlárà se encaminó hacia el Cielo con muchos alimentos y animales para ofrendárselos a Òlóldùmárè, y así se le permitiera bajar con las deidades que representarían las posiciones principales en la Tierra.

Òlóldùmárè le destinó a Ògbé Àlárà ésta misión diciéndole: "Como ya no podrás subir de nuevo al Cielo, entre las deidades que enviaré estarán representándome Ìbá Ìwá Òdú".

La venida de Ìbá Ìwá Òdú a La Tierra es certificada en el Odú Ofun Meji y es quién encabeza el Ìbódù (Bosque Sagrado) de Ifá para el nacimiento de los Bàbálàwó e Ìyánìfá y consagración de todos los Ìkín de Ìsé’fá e ìfá.

Ògbé Àlárà se encaminó a la Tierra con muchas deidades, incluyendo a Sàngó, que bajaba con Ànyán (El tambor) y Àyánàgálú (La espiritualidad que representa el tambor).

Ya establecido nuevamente en la Tierra, Ògbé Àlárà convocó a todos sus hermanos para escuchar a Sàngó que les dijo: "Para ustedes lograr la felicidad de sus semejantes, tienen que trazar el camino que les dicta Ifá; así, durante cada año, estos consejos les servirá de ley a los habitantes de la Tierra. Deben hacer sacrificios a las distintas posiciones para que se les permita vivir con la bendición de Òlóldùmárè". Este era el secreto para poder perfilar el camino a los hijos de la Tierra durante la vida.

Ògbé Àlárà aprovechando la quimera de Òrúnmìlá comenzó a ofrecer sacrificios a las deidades recién llegadas a la Tierra, en cada una de las posiciones donde se alojaron.

Las deidades y sus ofrendas fueron:

Un toro a Òlókùn, ceremonia efectuada a la orilla del mar certificada en el Odú, Èjí-ògbé. A raíz de ésta ceremonia se abrió el mar y permitió que Otura Oriko cruzara a otra tierra.

Una vaca a Òtá Òlé, ésta ceremonia es realizada por 16 Iyanifa que efectúan un Conjuro específico que no permite a las espiritualidades de Ìlé àfókòyérì subir a la tierra en el momento de abrir la fosa.

Una vaca a Oró, es realizada a las 12 am únicamente por Babalawos.

Una vaca a Òrúnmìlá, efectuada por toda la población religiosa.

El solsticio de verano es lo que nos certifica los días más largos a principio de mundo ya que la tipificación de los meses del año fue implementada en la era romana.

Después de haber realizado la apertura del año, Òrúnmìlá envió a su fiel servidor Òpélè al Cielo para notificar a Òlóldùmárè el establecimiento de todos en la Tierra y pedir el envío de la deidad Ùlé (las edificaciones). Al llegar Ùlé a la Tierra, Orunmila le realizo sacrificio, posteriormente se desintegró en el suelo y se erigió en grandes casas y edificios.

Òrúnmìlá convocó a las 4 primeras deidades que bajaron desde el Cielo con él y les dijo: "Ogun, te llamo a ti primero por ser el mayor de todos, para entregarte tu templo", y este le respondió: "No soy merecedor de un templo por la traición que intenté antes de que bajaras a la Tierra, por lo tanto me iré a vivir al monte, a la intemperie, pero de igual manera trabajaré para todos mis hermanos y así la bulla de mi mandaría y yunque no los perturbará".

Por ésta razón Ògún vive enterrado y fuera de la casa.

Luego Òrúnmìlá llamó a la deidad Òlókùn y le ofreció su templo, ésta le respondió de igual manera que Ogun: "Decido irme a vivir al fondo del mar y desde ahí controlaré las grandes riquezas para repartirlas a mi hermanos.

Es por ésta razón que Òlókùn vive en su tinaja con agua.

Òrúnmìlá llamó a la deidad Òpélè y le ordenó subir de nuevo al Cielo más su representación se quedaría en La Tierra para que todos sus hijos lo recibieran y ayudaran a la humanidad con la orientación de Ifá.